sábado, 31 de octubre de 2015

Tu cuerpo; mi mapa

Yo lo que quiero
es conocer
tu cuerpo
tanto,
que tus lunares
sean los puntos
cardinales
que me indiquen
como llegar
a tu boca.

lunes, 12 de octubre de 2015

- La noche no está hecha para personas como yo – Me dijo.
- ¿Por que?
- Voy a serte sincera, no me queda ya nada que perder. Un día, hace no se cuanto tiempo, entre cigarros, cerveza y un poco de vacío me planteé un poco la vida. ¿Qué es la vida? La verdad que todavía no le he encontrado sentido, a lo mejor no lo tiene y yo estoy como una tonta buscando. Pero no tengo nada más que hacer. Estoy buscando pero ya no me acuerdo de que.
Las noches… las noches son las peores. Empiezo acostándome. Ahora comienzan las preguntas, las auto respuestas y los no saber que hacer.
Empiezo a dar vueltas, de un lado a otro. No puedo dormir. Uf, ahora me apetece un cigarro.
Y mientras me lo fumo, no se si el humo es mío o de él. Porque yo también siento que me consumo, como si me estuvieran prendiendo fuego continuamente.
Y ya no se si la presión que siento es de la soledad que me aprieta. Y es que no se nada. Y no entiendo porque he perdido las esperanzas y las ganas. Hace tiempo que deje de creer. En todo.- Me miró detenidamente, como memorizandome - No se si me explico.
- Creo que te entiendo.
- Probablemente lo hagas. Pero lo peor de todo es que estoy mostrándote mis ruinas cuando realmente es lo menos conveniente. Supongo que ahora saldrás corriendo. Y es normal oye, lo entiendo. Soy propensa a romper siempre todo lo que toco, me tenía que haber acercado a tí poquito a poco, como a los gatos callejeros, no así, tan de sopetón y contándote mis movidas nocturnas.
Pero es así. Y no hay nada que pueda cambiarlo. Bueno realmente sí. Alguien si podría cambiarlo. Sí, tu podrías cambiarlo, me gustaría que lo hicieras, porque cuando me miras es el único momento en el que siento que la madrugada pasa más rápida, y por fin llega el amanecer. Contigo hay esperanzas. Me siento viva.
Pero, en fin, entiendo que las cosas sean más complicadas.
- Estoy dispuesto a arriesgar todo contigo.
- Mira, está lloviendo. Pero no importa, a partir de ahora creo que me va a gustar la lluvia. Vamos a cambiarlo todo. - Y entonces me besó.



jueves, 8 de octubre de 2015

Contradictorio.

Que te eche de menos no quiere decir que te quiera de vuelta en mi vida.

Ese día te perdí, es cierto. Pero tu a mi también me perdiste. Fue estúpido por mi parte intentar volver hacer arder las cenizas cuando ya la mayoría estaban esparcidas por lugares ocultos. Es más, si me pusiera a buscar las que me quedan no las encontraría.

No me quemé una vez las manos intentando que ardieran otra vez, ni dos, es más, tres tampoco, ya he perdido la cuenta de las veces que arriesgué y perdí. Y ya estoy cansada de perder, porque va a llegar un momento en el que me queden tan pocas cosas que tenga que embargar mi vida. Y no quiero. Porque mi reloj se paró un día a las 16:11 y desde ahí siempre llego tarde.

Ya no quiero que nadie me espere, porque no se puede esperar nada de mí. Porque yo si espero, bueno, esperaba, que te dieras media vuelta y admitieras lo equivocado que estabas. Porque te equivocaste, y cuánto te equivocaste, al pensar que otros ojos te iban a besar mejor que los míos. Pero las ganas a veces son muy putas y juegan malas pasadas. He llegado a odiarme por seguir teniendo esperanzas. Me he quedado sin fuerzas para seguir creyendo en tí, en mí y en lo que fuímos. 
 
Eso se terminó y ahora solo quedan un montón de escombros. Si algún día quieres encontrarme busca ahí. 

 
Yo todavía no he dejado de quererte, pero te repito, ya no te quiero de vuelta en mi vida.
Que la vida es mucho más bonita cuando en vez de contar estrellas contamos lunares.

Tus lunares.


martes, 6 de octubre de 2015

“Vendrán veranos largos y otro amanecer, eterno de contar estrellas.”

Estaba escuchando esa de ''quédate'' que tanto me recordaba a nosotros en el momento que volviste a aparecer. Y como apareciste. Saliste de la nada removiendo todo lo que yo pensé que ya no había.
Pero que ingenua al creer que ya no quedaba nada ¿no?
Mentiría si dijera que no te echo de menos” me dijiste. Y te quedaste tan tranquilo, como cuando estábamos merendando y hablábamos sobre como habíamos pasado la mañana pensando el uno en el otro.

Desde ese momento volví a tener la atracción que creía perdida. Dicen que todos los satélites giran al rededor de un planeta impulsado por la propia gravedad, que no pueden alejarse a causa de esta misma. ¿será esa la razón por la que no he sido capaz de alejarme de tí?

Pero la incertidumbre a veces es mi mejor amiga, y ahora me acompaña más que nunca. Y ya no hay nada que hacer, porque a las inseguridades se le ha sumado el orgullo. Y tu te has vuelto a ir. Que bien se te da hacer eso, aparecer, desaparecer… ¿Lo harás otra vez?
Mientras yo seguiré aquí, escuchando esa canción que tanto nos gustaba, y “mordiéndome las ganas de querer saber si saldrá bien”.

Una pena que yo no sepa pedirte que te quedes.