martes, 29 de noviembre de 2016

Y no existen horarios.
No hay besos marcados
con rojo
en el calendario.

No hay corazones
en modo avión,
con los datos apagados.
No hay corazones
fuera de cobertura.

No existe el tiempo,
no sabemos si es relativo
o no
pero no existe
no se para, no corre, no sigue.

La verdad,
es que nunca
había sentido,
visto,
palpado, aspirado, saboreado
algo así.

Y me gustó
permanecer en esa nueva galaxia
de esas que formabas
cuando leías
mi cuerpo.

Y no importó
que no existieran horarios,
ni corazones mandándose WhatsApp,
ni tiempo,
ni tú,
ni yo,

pero si nosotros.